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Crónicas de un roadtrip: Icefields Parkway.
Uno de los tramos de ruta más hermosos del mundo.
Nuestra primer visita a Canadá fue, como buenos amantes del frío, en invierno, lo cual nos dio experiencias y sorpresas muy gratas, pero nos dejó con las ganas de recorrer esta carretera inolvidable.
La cosa es que… este tramo asfaltado entre montañas y bosques, en invierno es casi prohibido de hacer ya que por el hielo y las avalanchas puede ser peligroso.
Si te arriesgas a hacerla en invierno te dicen que te lleves provisiones por si algo le pasa a tu auto y tenes que pasar la noche allí (comida, mantas, kit de primeros auxilios), dado que es muy difícil que te cruces con un auto que pueda ayudarte y sobretodo porque no hay señal de teléfono.
Dadas estas indicaciones, nuestra visita en invierno no incluyó esta experiencia digamos, pero quedó pendiente para nuestro regreso hasta el día de hoy.
La Icefields Parkway es el tramo de carretera que une Banff National Park con Jasper National Park, 287 kilómetros de vistas que no dejan de provocar sonidos como “wooooow!”, “mira esto, viste eso?” y más elevados como “la m(&%$# que hermoso que es este planeta”. Montañas para donde mires, bosques de pinos y varias paradas imperdibles.
Por aquí es comienzo del otoño, por lo que la paleta cromática durante todo el camino fue poetica, todos los tonos de amarillos, rojos, naranjas, verdes y los infaltables turquesas de los lagos, que por suerte les faltan unos meses para volver a congelarse.
Por suerte comenzamos con el cielo totalmente despejado, lo cual potencia el color de los lagos, pero como siempre en las montañas, todo puede cambiar rápidamente.
Recomendación número 1 para este roadtrip: una buena playlist, descárgatela ya que, repito, no hay señal de nada.
Primer parada en nuestro camino: BOW LAKE.
De donde nace el Bow River, el cual atraviesa todo Alberta, esta parada es todo lo que imaginamos y más. El reflejo perfecto de las montañas en el agua que genera un efecto hipnotizante, creo que es una de las visuales más poderosas que he visto en estas latitudes.
Este hermoso escenario es acompañado de un Lodge con estética montañesca muy peculiar, un poco venido a menos y muy pintoresco, le pone el tono de rojo perfecto al paisaje. Pueden entrar a ver el clásico y cliché gift store y a comprarse un café o té para seguir el camino.



Segunda Parada: PEYTO LAKE.
Vieron cuando buscan una foto en Google y dicen: no, eso está retocado, no puede ser real… bueno, a veces la naturaleza supera a photoshop y una de las pruebas es el Peyto Lake.
Un trecho corto pero empinado, partiendo la caminata desde el parking, nos lleva al Summit de este increíble lago entre montañas. 2115 metros de elevación despliegan una vista perfecta y digna de la clásica foto turística, nosotros que somos un poco ariscos con los turistas, seguimos mas alla de las barandas de madera para acercarnos más a esta belleza y sacar varias fotos libre de humanos digamos.
El color de este lago se da ya que el agua, la cual es del deshielo del glaciar que hay cerca, contiene partículas de roca las cuales con la refracción de la luz del sol generan ese color tan mágico y especial.
Desde el Summit se puede tomar otro camino para ir al Glaciar de donde viene el agua, son unos 5 kilómetros aproximadamente, dudamos en hacerlo pero decidimos seguir nuestro camino y tener una excusa para volver.

Recomendación número 2: no se guíen por el tiempo que les indica Google Maps de cuánto van a demorar en llegar, porque lo que tiene esta carretera es que hay paradas imprevistas todo el tiempo. Si son fanáticos de documentar todo como yo, más aún. Vistas increíbles de lagos que ya no sabes exactamente cual es, combinaciones naturales de colores alucinantes y por supuesto, la carretera en sí.

Tercer parada: BIG HILL & BIG END.
Luego de unas curvas extremadamente cerradas, dignas de foto con drone desde arriba (lo cual está prohibido en casi todo Canadá) y una subida empinada directamente arriba de la montaña, esta parte de la carretera nos regala esta vista, la cual no solo nos hace sentir diminutos en esta inmensidad, sino que nos logra situar en donde estamos, en el medio de la nada rodeados de montañas.

Parada cuatro, ponganse las camperas antes de bajar: COLUMBIA ICEFIELD.
Este glaciar o “fields of ice” es uno de los más grandes al sur del Círculo Ártico. Ocupando 325 kilómetros cuadrados y de 100 a 365 metros de profundidad, este lugar imponente también es un recordatorio de lo que el calentamiento global está produciendo en nuestro planeta.
Diferentes marcadores indican hasta dónde llegaba el Glaciar décadas atrás y nos explica que se retrae 5 metros por año. Es realmente impactante de ver y provoca mucho miedo que sea tan tangible este cambio que ya no podemos ignorar.


Recomendación 3, pueden tomarse varios tecitos: tranquilos, las rutas de Canadá están llenas de baños, no habrá señal pero baños no faltan. En el lugar más insólito, en el comienzo del hiking más lejano, siempre un baño, con papel higiénico y alcohol en gel. Gracias.

Parada cinco, llegamos: JASPER.
Varios kilómetros antes de acercarnos a Jasper cambio el clima, las nubes cubrieron todo y no agarro la lluvia, típico. Decidimos dar una vuelta por el centro, quedando pendiente los hikings, trails y lagos que están por la zona. Lamentablemente nosotros vinimos por el día, les recomiendo que se queden una noche así al otro día (si no llueve mucho) pueden hacer algo en este parque tan bello como Banff.
La ciudad es todo lo que esperábamos, cervecerías, casas de dulces, gift shops, tiendas de piedras, todo muy montaña style.
Como buenos foodies, siempre que vamos a un lugar nuevo nos encargamos de hacer la investigación necesaria de cual es el lugar que realmente vale la pena ir y que no sea el más caro tampoco, cosa a que a veces en los lugares turísticos sucede.
Encontramos uno a 20 minutos del centro de Jasper, ahí vamos.

Sexta y última parada antes de emprender la vuelta: MALIGNE CANYON WILDERNESS KITCHEN.
Camino hacia Maligne Lake y Spirit Island, este restaurante está ubicado en los alrededores del Maligne Canyon, el cual se puede ver desde adentro del restaurante mismo. El menú muy típico de la zona, relajado y bien pensado para una comida luego de un día de aventuras por la naturaleza.
Los interiores super cálidos y montaña, mientras me pido una copa de vino no paro de pensar que lindo debe ser esto en invierno, al lado de la estufa y nieve afuera, tendremos que volver 😉
Pedimos algo para compartir así probamos varias cosas y como siempre nuestros ojos pudieron más que nuestro estómago y tuvimos que llevarnos el resto, típico.


Pero, la comida y la vista no fueron el broche de oro de este roadtrip, yendo a este hermoso lugar, de repente vemos bastantes autos muy mal parados en al costado del camino, lo cual por estas tierras es señal de que hay algún animal cerca y todo el mundo para a verlo y sacarle fotos, dicho y hecho:
EL REY DEL BOSQUE y su rebaño.
Cuarta y última recomendación: siempre vayan atentos a la naturaleza, déjense sorprender y deslumbrar, sientanse como niños dentro de su película favorita y no tengan miedo a que se les haga la noche y tengan que volver manejando a oscuras por una carretera sin señal y llena de curvas, lo cual claramente nos paso. Vale la pena.
Falto el oso, pero quedará para la próxima.

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